La bella durmiente zulú.

Hace mucho tiempo, en la antigua Sudáfrica donde vivían los poderosos zulúes, los valientes xhosas y los rudos Sotos y bendas, vivían un rey y una reina que gobernaban con respeto, sabiduría y amor.
Desde hacía mucho tiempo, la reina deseaba tener un hijo que pudiera crecer fuerte y feliz para luego seguir sus pasos y convertirse en el próximo heredero al trono. Al cavo de unos meses ese deseo se cumplió, y la reina Sanele dio a luz a una pequeña niña a la que llamaron Thandazile. La llamaron así, porque ellos siempre rezaban a los dioses para poder cumplir eso que tanto querían.
El nacimiento de la princesita había causado tanta felicidad que los reyes habían decidido hacer una gran fiesta en su honor. Todo el reino asistió a la fiesta. Las 3 sangomas Bongiwe, Lindiwe y Gugwana, grandes guerreros, cazadores, hasta personas de otros reinos cercanos llegaron a la fiesta.
Pero había una persona que no había sido invitada. Esa era Nonvula, la malvada hechicera que desde hacía años había odiado profundamente al rey y la reina y siempre estaba lanzando poderosos conjuros de magia negra para acabar con ellos y hacer caer el reino zulú.
La fiesta transcurría tranquilamente en el gran patio del palacio, con todos bailando al ritmo de las canciones tradicionales que los cantantes de isicatamiya y los guerreros cantaban. Todos los presentes le llevaban regalos a la princesa. Las sangomas también habían preparado regalos.
Dulce princesita, dijo Bongiwe acercándose. Mi don especial para ti será la belleza y la bondad. Serás querida por todas las personas que te conozcan y tendrás un gran corazón, dijo mientras ponía una mano en la frente de la pequeña.
Lindiwe, que estaba muy emocionada también se acercó a ofrecerle un don a la niña. Mi don para ti, será una melodiosa voz con la que podrás cantar bonitas canciones. Pero antes de que gugwana se acercara a darle su regalo a la princesa, de las sombras apareció la malvada Nonvula.
Sé que no he sido invitada, dijo mientras se acercaba a la multitud. Pero sin embargo no pude resistir la ocasión y quiero darle un regalo a la princesa, dijo acercándose a la cuna donde estaba la pequeña Thandazile.
En ese momento un gran silencio invadió el patio, los cantantes de isicatamiya se detuvieron y las personas dejaron de bailar.
¡Oigan bien todos! Gritó nonvula mientras levantaba los brazos. La pequeña princesa sí crecerá llena de gracia y belleza. Será amada por todo aquel que la conozca y tendrá un gran corazón. Pero al cumplir los 16 años se pinchará el dedo con una espina, y morirá. En ese momento las sonrisas de todos se convirtieron en caras de espanto y horror mientras Nonvula se alejaba riéndose de forma malvada. ¡Deténganla ya! Gritó el rey Thamsanqa. ¡Hay que hacer algo! Gritó desesperada la reina Sanele. Hay que conseguir la forma de romper esa maldición. En eso, Gugwana, la única de las 3 sangomas que no le había podido dar su don a la princesa, se acercó. Yo no creo que pueda romper la maldición, es demasiado fuerte. Pero sí puedo suavizarla, dijo con su voz cálida y tranquila.
Dulce princesita. Si por obra de una maldición tu vida llegase a terminar, en vez de morir en un sueño profundo caerás. Podrás despertar con un beso de amor sincero que solo te lo podrá dar un joven y valiente guerrero, dijo Gugwana.
16 años habían pasado, y Thandazile, o Thandi como la llamaban todos en el reino, había crecido y se había convertido en una hermosa jovencita. Con su melodiosa y potente voz le gustaba cantar canciones que hablaban sobre el amor y sobre la importancia del respeto entre los pueblos.
Una tarde, Thandi fue al bosque a recoger algunas flores para decorar su vestido. En eso, una anciana, que no era más que nonvula disfrazada, se acercó.
Oye, pequeña, ¿No te importaría ayudarme? Dijo con una voz aguda y ronca. Si, claro, dijo Thandi. Aunque le parecía haber visto la cara de la anciana alguna vez antes, fue con ella a lo profundo del bosque a recoger unas hierbas medicinales. En eso, sin querer se pinchó el dedo con una espina que no había visto, e inmediatamente cayó en un sueño profundo. La bruja Nonvula, al ver esto, se comenzó a reír de forma muy malvada y comenzó a celebrar su victoria.
En el palacio, el rey Thamsanqa se había enterado de lo sucedido y decidió construir una torre donde la princesa estaría a salvo, esperando por el valiente guerrero que la despertaría.
Varios años habían pasado. Un día, en un pueblo cercano, un joven y valiente guerrero llamado Thabiso se enteró de la princesa que dormía en la alta torre, y decidió ponerse en marcha. Con lanza y escudo en mano se dirigió al palacio donde dormía Thandazile.
La malvada nonvula, que se había enterado de esto quiso impedir que el joven llegara a la torre, y decidió lanzar una poderosa maldición, haciendo que una gran mata de espinas creciera alrededor del palacio, y ella misma se convirtió en un temible león para merodear por allí.
Pero Thabiso no se rindió. Con ayuda de su fuerza y su valentía consiguió trepar por la mata de espinas, y con ayuda de su lanza derrotó al león. Al llegar a la torre, encontró a la hermosa princesa que estaba profundamente dormida. Se arrodilló ante ella, y luego de mirarla fijamente por unos instantes la tomó en brazos y le dio un profundo beso en los labios. Poco a poco, la princesa abrió los ojos, y al ver a Thabiso se sintió muy agradecida con él.
Pasó un tiempo y los dos jóvenes se fueron conociendo y enamorándose uno del otro. Ambos estaban felices de haberse conocido, y unos meses más tarde se casaron.
La voda fue una gran fiesta con baile y música tradicional zulú. Todo el reino, como al inicio de nuestra historia, asistió a la fiesta. Pero esta vez, ninguna maldición ni conjuro arruinó la ocasión.
Según cuentan los ancianos zulúes, Thandazile y Thabiso heredaron el trono 16 años después, y siguieron reinando con el mismo amor, respeto y sabiduría con la que habían reinado el rey Thamsanqa y la reina Sanele antes que ellos, y de vez en cuando, Thandi reunía a sus súbditos y les cantaba canciones sobre la importancia de la paz y el amor.
Fin.

Por Zuluchild

Amo la música, la vida y mi familia. Cantar y tocar el piano son todo lo que está bien para mi :)

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